- Javier Cercas, escritor ateo y anticlerical, acompañó al papa Francisco a Mongolia para escribir un libro único.
- El libro "El loco de Dios en el fin del mundo" aborda la vida, legado y revolución del papa Francisco en la Iglesia.
- Cercas explora la fe, el anticlericalismo y la figura poliédrica del pontífice, integrando experiencias personales y familiares.
- El futuro de la Iglesia y la sucesión papal tienen como trasfondo la transformación impulsada por Francisco, según Cercas.
Javier Cercas, uno de los escritores más reconocidos de las letras españolas, protagoniza una de las historias literarias más sorprendentes de los últimos años gracias a su relación con el papa Francisco. Todo comenzó con una llamada inesperada del Vaticano, que le invitó a acompañar al pontífice argentino en un viaje oficial a Mongolia, abriéndole las puertas del Estado más cerrado del mundo a un ateo confeso y anticlerical como Cercas.
La propuesta era inédita: el Vaticano ofrecía al autor total libertad para escribir un libro, sin ninguna cortapisa, sobre lo que él considerara oportuno tras convivir con el papa y su equipo durante dos años, con acceso directo a los protagonistas de la curia y la posibilidad de dialogar personalmente con Francisco. Lo que nació como un reto intelectual pronto se transformó en una odisea personal que mezcla la autobiografía, el ensayo y la crónica novelada, y que culminó con la publicación de El loco de Dios en el fin del mundo.
Un encuentro entre literatura y fe en el corazón del Vaticano
La elección de Cercas como cronista fue tan provocadora como simbólica. La invitación del Vaticano no se limitó a un simple acompañamiento. Permitieron que el escritor extremeño se adentrara en los pasillos vaticanos, accediera a conversaciones con cardenales, misioneros y funcionarios de la Santa Sede, y que conviviera con la comitiva papal en el histórico viaje a Mongolia en 2023, un destino simbólico: uno de los países con menor presencia católica del planeta.
El desafío de Cercas era abordar el fenómeno religioso desde una mirada limpia, desprovista de prejuicios arrastrados desde una educación católica, una fe tempranamente abandonada y una postura racionalista y escéptica respecto a lo espiritual. Como él mismo señala, su mayor esfuerzo fue «quitarse los prejuicios antes de empezar a escribir». Esta premisa impregna todo el relato, donde la reflexión sobre la Iglesia y el cristianismo se entrelaza con la propia biografía familiar y existencial del autor.
El punto de partida de su libro es una pregunta sencilla y humana: ¿verán las personas queridas fallecidas después de la muerte, como creía la madre de Cercas? Esta inquietud, tan elemental y universal, sirve como hilo conductor para explorar los misterios de la fe, la vida eterna y la resurrección, poniendo al papa Francisco ante las cuestiones esenciales que rara vez se formulan en entrevistas convencionales.
Francisco: un pontífice singular, en el centro de la periferia
El retrato que realiza Cercas de Jorge Mario Bergoglio destila matices y contradicciones, presentando a un líder imprevisible, cálido y cercano, pero también capaz de ejercer la autoridad con firmeza. Como primer papa latinoamericano, jesuita y con el nombre de Francisco —en homenaje al santo de Asís, conocido como «el loco de Dios»—, Bergoglio encarna la transformación de una Iglesia necesitada de aire fresco, con una vocación periférica no solo geográfica sino, sobre todo, social y existencial.
La revolución de Francisco no consistió en alterar la doctrina, sino en encarnar una vuelta al cristianismo primitivo y a sus raíces evangélicas. Cercas apunta que el papa situó a los pobres en el centro, luchó contra el clericalismo, el poder eclesiástico por encima de los fieles, y asumió posturas anticlericales con un discurso de humildad y apertura, incluso hacia quienes están alejados de la fe: ateos, otros credos, o simplemente los excluidos.
Esta “revolución eclesiástica” es para Cercas mucho más compleja de lo que parece a simple vista: cambiar una institución de dos mil años de historia implica retos de enorme calado y resistencias internas. El escritor destaca que el deseo de Bergoglio de llevar a la Iglesia a la periferia, a los márgenes de la sociedad y de la fe, marcó su pontificado y lo convierte en una figura esencial para entender la evolución del catolicismo en el siglo XXI.
Un libro mestizo: mezcla de novela, crónica, ensayo y autobiografía
El loco de Dios en el fin del mundo es, según su propio autor, un “experimento quijotesco” que escapa de categorías simples. Cercas lo define como un batiburrillo de géneros: crónica de viaje, ensayo espiritual, autobiografía familiar y novela de investigación. El eje central es el enigma, como en las mejores novelas policiales, pero aquí la pregunta no es quién cometió un delito, sino si existe la vida eterna y cómo se busca sentido en un mundo secularizado.
La trama se desarrolla entre reuniones con cardenales, paseos por el Vaticano, entrevistas en Mongolia y, sobre todo, un diálogo constante entre el “loco de Dios”, el papa, y el “loco sin Dios”, Cercas, que representa la duda y el anhelo humano de trascendencia. A través de una mirada irónica y honesta, el escritor recurre a su propia familia, especialmente a su madre —devota y convencida de la resurrección— para abordar el tema de la fe con una mezcla de ternura y escepticismo, ingredientes clave de su estilo literario.
Uno de los aspectos más llamativos del libro es su sentido del humor y de la autocrítica. Cercas reivindica la ironía como instrumento de conocimiento y niega la solemnidad como actitud vital y literaria. El propio papa Francisco, gran admirador de Chesterton, aparece reivindicando el sentido del humor como una de las formas más altas de gracia, una actitud que desarma a creyentes y no creyentes por igual.
La política y la sucesión del pontificado
El legado de Francisco tiene un trasfondo político de enorme relevancia. Cercas dedica parte de su análisis a desmontar reduccionismos como el de tildar al papa de «comunista» o de asociarlo a corrientes ideológicas convencionales. Si bien Bergoglio se distanció del marxismo, su relación con el peronismo argentino y su defensa de los marginados lo sitúan como figura incómoda tanto para la derecha tradicional como para sectores “progresistas”.
El pontificado de Francisco se consumó en el marco de escándalos de corrupción, luchas de poder y crisis internas. Su reforma fue lenta pero persistente: la apuesta por la sinodalidad (es decir, una estructura más democrática y asamblearia dentro de la Iglesia), la denuncia del clericalismo y la voluntad de sacar a Cristo “de la sacristía y ponerlo en la calle”, son algunos de los puntos más destacados de su proyecto. Cercas subraya cómo este giro hacia los orígenes del cristianismo, recogido también desde el Concilio Vaticano II, marcó un antes y un después en la Iglesia contemporánea.
Con la muerte del papa, la cuestión de la sucesión cobra especial atención. Cercas señala que casi el 80% de los cardenales que elegirán al próximo papa fueron nombrados por Francisco. Por tanto, es poco probable que se deshaga el camino emprendido, aunque la incertidumbre global y la ola reaccionaria en otros ámbitos pueda generar tensiones. El “camino de la periferia y la apertura” tiene mimbres para continuar, más allá de los personalismos.
Entre la duda y la esperanza: la vida eterna y la literatura como viaje
Más allá de la crónica vaticana y eclesiástica, el corazón del libro es una indagación sobre el sentido de la existencia y el consuelo que la religión aporta —o niega— frente a la muerte. Cercas insiste en que la pregunta crucial, la de si existe una vida después de esta vida, sigue golpeando al ser humano, incluso en sociedades donde Dios parece haber muerto, como escribió Nietzsche, otro referente filosófico constante en su narración.
El escritor reconoce que la literatura se convierte en su particular forma de inmortalidad y de combate contra la angustia, sustituyendo la función que antes ocupaba la fe. Para Cercas, escribir es buscar sentido donde parece haber caos, y su libro es el resultado de ese viaje interior, en paralelo al viaje exterior a Mongolia y al Vaticano.
La figura del “loco de Dios”, emparentada con la de Francisco de Asís y el propio Bergoglio, emerge como símbolo de rebeldía, entrega y esperanza más allá de las certezas religiosas. Los misioneros que conoce Cercas en Mongolia, capaces de abandonar todo por los pobres, ilustran el ideal cristiano primitivo y el sentido radical de la vocación al que el escritor compara con la de los artistas auténticos.
Un legado literario y humano
Javier Cercas ha escrito, en palabras de muchos críticos, el libro más insólito y ambicioso de su carrera. El loco de Dios en el fin del mundo no solo reconstruye el pontificado de Francisco, sino que interpela al lector con preguntas que nos afectan a todos, creyentes o no: cuál es el sentido de la vida, el papel de la compasión, la dignidad de los excluidos y la necesidad —o no— de la trascendencia.